Antecedentes
A partir de 1391 comienza la era de los asaltos a las juderías y de las grandes conversiones en masa de judíos, lo que se convierte en un problema grave en España con una corriente dura de antisemitismo. Se calcula que durante el siglo XV, al menos 250.000 judíos decidieron renunciar a su religión y abrazar el cristianismo. Una cifra extraordinaria que supone la reducción en un 75% del judaísmo hispano. En ese momento, los habitantes de la Corona de Castilla rondaban los 5 millones, así que la incorporación en su sistema social de los 250.000 judíos conversos creó tensiones en la vida pública de las villas y ciudades.Para garantizar su supervivencia, los judíos conversos tuvieron que modificar su conducta social, aceptando, por ejemplo, los matrimonios con cristianos, y cambiar también sus referencias culturales y religiosas. Surge así un nuevo linaje, el de los judeoconversos, que no es visto con simpatía por la mayoría de los cristianos porque desconfian de la sinceridad de su conversión a la vez que envidian la influencia social que van alcanzando.
La presencia de conversos en puestos importantes de la corte creó resentimientos en la población. Estos sentimientos antisemitas se fueron haciendo más intensos por la predicación de algunos padres dominicos. Por eso, el arzobispo de Sevilla, y el prior de Santa Cruz de Segovia, fray Tomás de Torquemada, confesor de los Reyes Católicos, instaron a los monarcas a que pidieran al papa Sixto IV la instauración de una inquisición pontificia en España para perseguir a los heréticos y a los sospechosos de falsa conversión. La Inquisición no tenía potestad sobre los no bautizados, su jurisdicción se limitaba a los cristianos a y los conversos que, después de bautizados, volvieron a la práctica de su antigua fe.
Tomás de Torquemada
Primer Inquisitor General
Distintas interpretaciones a lo largo de la historia
Cuando se produjo la expulsión de los judíos en 1492, la mayoría de los gobernantes y pensadores europeos manifestaron su aprobación. La Santa Sede aplaudió y celebró la noticia y la Universidad de París felicitó por el hecho a les Reyes Católicos. Los humanistas Maquiavelo, Guicciardini, Pico della Mirándola y otros célebres renacentistas vieron la expulsión como un acto de buen gobierno. Con anterioridad los judíos habían sido expulsados de Inglaterra en 1290 y de Francia en 1394; tomaron la misma decisión en el siglo XV Viena, Colonia, Baviera, Milán etcétera. En ese contexto, la expulsión de los judíos de la península Ibérica no era algo único ni sorprendente.
Referencias:
http://www.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/isacat/78034065431214918732457/p0000001.htm#I_0
http://www.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/isacat/03695041090370617429079/p0000001.htm#I_0__